Ayer sábado 12, un amplio colectivo de mujeres
salieron, de nuevo, en rueda de prensa a
decir alto y claro que otra vez la
justicia está haciendo de las suyas. En este país, es difícil transitar sin que
alguien no salga a “crujir” el trabajo de otros. Los jueces ya nos tienen acostumbrados a tomar partido, a dejar la imparcialidad y la justicia en sus
casas y a hacer lo que les dictan sus ideologías o sus jefes políticos, pero es
bastante frustrante el que decidan incorporarse en las filas de los que ponen
palos en la rueda que impiden que lleguemos más pronto que tarde a la paz y la normalización.
Las mujeres que ayer se presentaron reconocían ser
diferentes y no estar defendiendo las ideas de los acusados y condenados por el caso Bateragune, pero
también decían alto y claro que denunciaban una sentencia injusta.
¿Hasta cuándo?